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viernes, 29 de julio de 2011

EN DEFENSA DE LAS NORMALES PÚBLICAS


CONTRA LOS ATAQUES DE ELBA ESTHER, DEL GOBIERNO Y LOS EMPRESARIOS

ALDO SANTOS

ALUMNO DE LA ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE MÉXICO (ENSM)

PONENCIA PRESENTADA EN PRIMER FORO DE ANÁLISIS:

PASADO, PRESENTE Y PERSPECTIVA DE LA EDUCACIÓN NORMAL

Desde hace tiempo que la reacción neoliberal, clerical, proimperialista y empresarial, en contra de la educación pública y del magisterio -que ha avanzado a pasos agigantados con la imposición de la “Alianza por la Calidad Educativa” (ACE), pactada entre Gordillo y Calderón-, quiere liquidar el que ha sido un pilar fundamental del sistema educativo nacional: las normales públicas, urbanas y rurales.

Las normales en riesgo de extinción

Dicen que quieren mejorar la “calidad de la educación”, pero atentan contra las instituciones públicas formadoras de maestros. La asfixia presupuestal que les impone el gobierno, sumada a la corrupción y los malos manejos de sus directivos, han propiciado que las normales se encuentren en un estado de abandono lamentable. No hay material didáctico, los laboratorios están mal equipados, no hay transporte para prácticas, cada vez hay menos becas, no hay espacios culturales, no hay equipo ni instalaciones deportivas adecuadas y un largo etcétera.

Ante la falta de presupuesto, las autoridades imponen medidas que atentan contra la gratuidad de la educación pública, establecida en la Constitución. Los estudiantes y nuestras familias, la mayoría de escasos recursos, pagamos los platos rotos: cuotas por inscripción y reinscripción, trámites y servicios; el costo del material didáctico y de las prácticas; además de nuestro transporte, alimentación y manutención. Terminamos así financiando nuestra educación, que supuestamente debería de ser gratuita, mientras el gobierno le condona impuestos a la educación privada y a las grandes empresas, destinando multimillonarios recursos públicos al pago de la deuda externa y a las campañas electorales de los partidos patronales.

Mejorar la calidad de la educación pasa en primer lugar por aumentar el presupuesto educativo y para las normales públicas, sobre la base del no pago de la deuda externa, de mayores impuestos a la educación privada y a las grandes fortunas, para que la crisis no la pague el pueblo con los recortes presupuestales. Contra las corruptelas de la SEP y el SNTE, que manejan discrecionalmente y dilapidan el presupuesto educativo, es necesario poner en pie una comisión auditora independiente para que el presupuesto sea controlado democráticamente y utilizado racionalmente por los académicos, trabajadores y estudiantes.

En defensa de la educación gratuita, hay que rechazar tajantemente el pago de cuotas, ya que sólo significa un obstáculo para que los jóvenes de escasos recursos puedan continuar con sus estudios. Hay que rechazar también las concesiones y privilegios que el gobierno le otorga a la educación privada, en muchos casos propiedad de corporaciones religiosas, luchando por la nacionalización de todas las escuelas privadas.

Esta política se ha logrado imponer gracias a que, en vez de representar a la comunidad normalista, la antidemocrática estructura de gobierno en las normales públicas asegura que sus directivos sean quienes apliquen los reaccionarios planes de la SEP. Por eso, es necesario luchar por democratizar nuestras escuelas hasta imponer en ellas un gobierno que verdaderamente represente a los académicos, trabajadores y con mayoría estudiantil, ya que los estudiantes somos la mayoría de la comunidad, el objetivo y el actor principal de la educación.

Una ofensiva contra todo el magisterio

Los maestros normalistas son tratados con desprecio. Con la imposición del examen para la asignación de plazas docentes, se nos arrebató la conquista histórica del derecho a una plaza automática basificable, obligándonos al egresar a competir con miles de profesionistas y maestros en activo, algunos con años de antigüedad como interinos.

Si bien les va, a muchos egresados se les otorgan plazas no basificables con contratos eventuales que deben prorrogar a cada rato… para finalmente tener que volver a presentar el examen. Ni soñar con la basificación que por ley nos corresponde. Siguiendo este modelo, con la “evaluación universal” buscan liquidar la estabilidad laboral de todo el magisterio.

Las autoridades argumentan que no hay plazas vacantes para los normalistas y se niegan a crear nuevas, mientras un ejército de aviadores y mapaches afines a los charros del SNTE cobran sin trabajar y son utilizados para fines ajenos a la educación, como son las campañas electorales del PANAL y otros partidos patronales.

Ya anunciaron también mayores restricciones para el ingreso a las normales, como si los antipedagógicos exámenes que aplica el CENEVAL no fueran suficientes. Es que, según las autoridades educativas, “sobran maestros”. Como si en nuestro país no hubiera analfabetismo y un terrible rezago educativo, tecnológico, científico y cultural. En realidad, para “los de arriba” lo que sobran son pobres y los maestros normalistas, quienes desde nuestra formación nos comprometemos con la educación pública y las causas populares.

Por eso debemos reclamar plazas automáticas y basificables para todos los egresados normalistas, así como rechazar el examen para la asignación de plazas y la evaluación universal. Debemos exigir la basificación inmediata de todos los compañeros con más de 6 meses de antigüedad y la creación de nuevas plazas hasta cubrir el 100% de la demanda.

Por la unidad de los estudiantes normalistas, trabajadores y maestros

La ACE nada tiene que ver con mejorar la “calidad educativa”, sino con liquidar los derechos laborales de los maestros y a las normales públicas, para favorecer la educación privada. Se cuestiona la “calidad” de los maestros desde criterios de “productividad” empresariales, que pasan por alto y quieren mermar aún más sus condiciones laborales.

Quieren formar maestros acríticos, serviles y egoístas, de acuerdo con el proyecto educativo neoliberal dictado por los organismos financieros internacionales, que la dirigencia del SNTE ha impulsado abiertamente. Los maestros siguen teniendo el enorme desafío de echar a los charros de su sindicato, para ponerlo al servicio de la lucha en defensa de sus derechos y conquistas.

El ataque contra las normales es parte fundamental de la ofensiva contra el magisterio y la educación pública. Por eso, es necesario que los maestros democráticos y combativos tomen en sus manos la defensa del normalismo. Al mismo tiempo, los normalistas debemos impulsar la unidad al interior de nuestras escuelas, entre estudiantes, maestros y trabajadores, para defenderlas; así como luchar, aliados con la CNTE y el resto del magisterio democrático, en contra de la ACE y en defensa de la educación pública. El futuro del normalismo está en nuestras manos, no dejemos que nos lo arrebaten.

* Ponencia presentada en el “Foro en defensa del normalismo”, realizado en el local de la Sección 9 de la CNTE-SNTE.