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jueves, 11 de marzo de 2010

ESTEREOTIPO Y MUJER ACTUAL



LAS MUJERES PLÁSTICAS

Edith Gutiérrez Álvarez [i]

Las condiciones sociales contemporáneas han generado un terreno complejo e incierto para la mujer actual. El mundo posmoderno es comprimido, complejo inseguro, ofrece a las mujeres panoramas plagadas de imágenes que desbordan nuevas formas de adentrarse a esa compleja condición social. Las tareas revolucionan rápidamente, los papeles se diluyen y la inestabilidad económica arremete al nivel del ámbito privado a donde pertenecían las mujeres, y ahora se les incrusta en los pliegues de vorágines roles y funciones, que si bien les representa un privilegio, también las envuelve en una vestimenta de plastilina que tienen que rediseñar continuamente a partir de los roles que le compete desempeñar.

Pareciera que a la mujer se le entroniza como una imagen envuelta por rasgos de mercadotecnia: seductora; rostro perfecto, constitución física extremadamente esbelta, alto volumen en caderas, piernas y senos; sin dejar atrás la vestimenta de marca, los productos de belleza y la cirugía plástica. La mujer sólo es involucrada con procesos de consumo, y donde el valor se lo adjudicará el propio cliente siempre y cuando ella cubra algunos rasgos del prototipo de belleza arriba citado.

Desde la instalación de ese planteamiento mercadotécnico podría afirmarse que favorecen una imagen deformada donde se le estigmatiza como consumidora; frívola, indiferente y desapegada de cualquier inquietud intelectual; pasarelas imbricadas de superficialidad .A la mujer se le delinea como corporeidad semejante a la muñeca Barbi, como la consumidora de todo artículo que la haga más grata a los ojos de los otros, como el vientre reproductor, como la responsable de las actividades domésticas y cuidado de los hijos, como la que interviene en el campo laboral. La tipología parcelaria quedaría entonces: la mujer producto, la mujer de lo privado, la mujer del consumo y la mujer de lo público.

De esa manera, la mujer asume distintas caretas que emergen con fugacidad atroz y las convierte en verdaderas actrices cuando movilizan sus fuerzas en escenarios que cada vez se tornan más demandantes para ellas, pero, se tornan pantanosos, arrojadizos y carcelarios, en la medida que ellas no objetiven los guiones de la mercadotecnia que las rigen.

Hay que subrayar que existe la necesidad de repensar una nueva ruta envuelta de expresiones permeadas de logos que reorienten nuevos posicionamientos de las mujeres en todas las esferas de su intervención, se tienen que incorporar nuevos criterios y actitudes que no se enfrasquen en seguir el sistema de reproducción de los criterios de validez que les han pertenecido y que las han vulnerado, se tienen que crear nuevas asunciones, nuevos cuestionamientos sobre el revestimiento de su identidad como mujer; inscribirse en marcos de equilibrio e igualdad, pero sin desvalorizar al género masculino.


[i] Profesora de la Licenciatura de Español de la ENSM