JOSÉ ARTURO COCA SALINAS
09 de octubre de 2011
Para Aries Wings
Nepomuseno iría a vivir a Palenque, por lo que le urgía vender la casa y el terreno obtenido mediante sucesión testamentaria. Anduvo de casa en casa de familiares, compadres, amigos y conocidos ofreciendo las propiedades, sin obtener respuesta en su cometido. Desesperado bajó el precio con la esperanza de convencer a los posibles adquirentes.
Rigoberto, vecino colindante de Nepo, lo vio llegar con la cabeza gacha.
--Buenas tardes Nepo.
Hasta ese momento se erigió saliendo de su embeleso.
--Perdón Rigo venía cavilando y no te vi.
--Pásale, tómate un café.
--Gracias Rigo, nos lo tomamos.
En la estancia Ely, la esposa de Rigo trajinaba en la limpieza.
--Madre, sírvenos café por favor.
--¿Qué te pasa?¿Cual es el problema?
--No se qué hacer, no encuentro quién compre mis propiedades.
--Es necesario que las vendas.
--Si, me ofrecen una casa en Palenque.
--¿Tu no la quieres? Te conviene para agrandar tu casa.
--Con que ojos divino tuerto. ¿Cuánto pides?
--Veinticinco mil pesos.
--Ni pa cuando.
Los tres hijos de Rigo, atentos a la plática, pero Manuel el mayor de doce años, con los codos recargados en la mesa del comedor y sus manos sujetando las quijadas, era el más atento y casi grito.
--Yo las compro.
Rigo, Nepo y El y se carcajearon, diciendo ésta última.
--De dónde vas a sacar tanto dinero.
--Esto no es juego.
Dijo Nepo molesto.
--Si Manolo, vete a jugar con tus hermano, anda, anda.
Dijo Rigo.
Manuel salió corriendo al patio terroso y atrás del naranjo, quitó una mata de siempreviva, sembrada en una maceta alargada, rascó la tierra y sacó una caja de madera de regular tamaño un tanto pesada y regresó a la estancia.
--Aquí está la paga.
Él mismo no sabía cuánto tenía, desde temprana edad, cuando escuchó del tesoro de Moctezuma, se empeño en hacer un tesoro y ahí estaba, su papá le daba su domingo invariablemente, sus padrinos le daban dinero regularmente, también recibía propinas de los vecinos, incluso del mismo Nepo, por los mandados que hacía. También se compró un cajón de bolear y por las tardes salía a lustrar calzado, en fin, dinero que le caía, dinero que guardaba.
--Dios, no creo que te alcance.
Dijo Ely.
Manuel empezó a hacer pilas de monedas de diferentes denominaciones, mientras su mamá desarrugaba los billetes y los iba contando.
Nepo y Rigo siguieron con la plática sin tomarlos en cuenta, emitiendo comentarios irónicos acerca de Manuel.
Ely inició el conteo de las monedas, los billetes sumaban veintiún mil pesos y al terminar de contar las monedas, la suma total era de treinta mil doscientos pesos con setenta centavos.
Sin dar crédito, Ely les mencionó la cantidad a su esposo y al vecino.
--Ya ven como si puedo comprar la casa y el terreno.
--A ver
Dijo Nepo, poniéndose a contar el dinero.
-- No lo puedo creer, hasta le sobra dinero al chamaco.
Manuel a los doce años era propietario de una casa y un terreno aledaño
La noticia corrió como reguero de pólvora en todo el pueblo.
El presidente municipal de entonces, se aventó la puntada de sacarle una copia al contrato de compra-venta, lo colocó en un marco y lo colgó en su oficina como símbolo del ahorro.
Hace seis años el presidente en turno lo descolgó y lo tiró. Manuel anda huyendo de la justicia, violó a varias jovencitas del colegio de bachilleres del pueblo.
