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viernes, 25 de noviembre de 2011

EL MOLE POBLANO Y SU RECETA


JOSÉ ARTURO COCA SALINAS *

Cuenta una antigua leyenda que, a finales del siglo XVII, las religiosas del convento de Santa Rosa de Lima recibieron un singular encargo por parte del Obispo de Puebla, el Excelentísimo Sr. Don Manuel Fernández de Santa Cruz y Sahagún. La tarea parecía sencilla, pero poseía un grado de complejidad que la volvían única: debían cocinar un banquete sumamente especial, pues visitaría al purpurado su buen amigo el Virrey de la Nueva España Don Antonio de la Cerda y Aragón, conde de Paredes y marqués de la Laguna.

La estatura del personaje no se debía solamente a su cargo ni a sus sonoros títulos nobiliarios. En realidad, don Antonio era igualmente querido y respetado tanto en estas tierras como en el otro lado del Atlántico, pues tenía fama de ser una persona sensible, generosa de modos, con alma caritativa y muy dada a los placeres que sólo el intelecto puede ofrecer.

Se recordaba, por ejemplo, que a su llegada a la Nueva España fue recibido con un enorme arco triunfal en el que sobresalían los versos del poema Neptuno alegórico, escrito especialmente para la ocasión ni más ni menos que por sor Juana Inés de la Cruz. Aquel 30 de noviembre de 1680, el gobernante quedó tan cautivado por aquellas exquisitas palabras, que tanto él como su esposa se convirtieron en los protectores no sólo de la religiosa, sino de los intelectuales y artistas que surgieron durante su gobierno.

Buen hombre era el Virrey. Le otorgó su apoyo incondicional al jesuita Eusebio Kino, el sacerdote que por primera vez exploró los territorios de las actuales Baja Californias y, con la bondad como bandera, estableció al menos 20 misiones y logró lo que nadie se imaginó: ser amigo de aquellos nativos que tan crueles y hostiles – como es lógico – se habían mostrado.

A este gobernador es a quien don Manuel Fernández de Santa Cruz recibiría. No era ésta, sin embargo, una visita de mera cortesía. El Obispo lo había invitado con un particular propósito: pedirle dinero. Una fuerte cantidad, a decir verdad. Suficiente para realizar reparaciones y ampliaciones a la Catedral de aquella ciudad sostenida por ángeles.

El banquete debía tener como plato principal una auténtica delicia que lograra que el Virrey se transportara al Paraíso, lo cual no era sencillo de lograr, y menos sin poder hablar para ponerse de acuerdo: Las religiosas de Santa Rosa de Lima obedecían rigurosamente su amado voto de silencio. Entre los muros de aquel convento, sólo se escuchaba el rumor de los instrumentos de cocina, los pasos sigilosos de alguna novicia inexperta en el arte del sigilo, un lejano sonido de sombras que se movían delicadamente. Todo lo demás se hacía y ordenaba mediante señas y miradas.

En esto era experta sor Andrea de la Asunción, la religiosa encargada de la cocina, quien trabajaba en una idea particular: crear un platillo magistralmente suculento; delicioso al gusto, novedoso a la vista y con suficientes explicaciones que la razón quedara sorprendida; un platillo que ejemplificara el mestizaje, la fusión de culturas y raíces entre México y España.

Para ello, sacrificó un guajolote, lo cocinó con ciertas hierbas y especies, y lo montó en una charola reluciente. El secreto, no obstante, sería la creación que ideaba: la salsa con que bañaría al ave, la cual – al igual que el mestizaje – tendría ingredientes mixtos, legados del México prehispánico y de la España victoriosa: cuatro tipos de chiles (ancho, chipotle, mulato y pasilla), ajo, cebolla, jitomate, almendras, pasas, plátano macho y, como suavizante, ajonjolí, cacahuate, canela, comino y clavo.

Sor Andrea siguió su instinto y fue mezclando todo en una cazuela de barro. La salsa debía poseer un equilibrio perfecto entre espesor, cuerpo, sabor y aroma. Así, mientras el guiso hervía a fuego lento, comenzó a preparar el postre, el cual tendría como base otro producto nativo del suelo mexicano, el chocolate.

Cuando lo creyó conveniente, regresó a su platillo principal, que continuaba elaborando con paciencia, como si se tratara de una melodía.

Entonces, al menear el contenido de la cazuela, y mientras sujetaba un trozo de suave chocolate, los aromas llenaron cada rincón de aquella cocina de azulejos. El olor se extendió como si se tratara de una nube de delicia.

Sor Andrea cerró los ojos y dejó que el aroma la llevara; una sonrisa comenzó a dibujarse entre sus labios, un delicado rubor se asomó por sus mejillas, y justo cuando comenzaba a despegarse del suelo invadida por un maravilloso éxtasis, se escuchó un fuerte grito, seguido de algunas palabras, que venía de la puerta de la cocina.

El encanto se rompió instantáneamente, pero había algo más grave: ¿quién había osado hablar y romper el tan respetado voto de silencio?

La culpable era, ni más ni menos, que la superiora del convento, sor María del Carmen, quien, cautivada por aquel sublime aroma, y sin poderlo resistir, había gritado “¡Qué olor más exquisito!”.

La sorpresa fue demasiado grande, tanta que todas las religiosas, tomadas desprevenidas, soltaron lo que sostenían entre las manos. También sor Andrea, quien dejó caer en la cazuela el pedazo de chocolate.

Cuando reaccionó, era demasiado tarde: aquel dulce trozo se había deshecho y mezclado con su salsa.

Al probarla para tratar de remediar el daño, las amables monjas se llevaron una nueva sorpresa: el chocolate le había otorgado un sabor angelical.

El platillo era perfecto, no le faltaba ni le sobraba nada, pero, a causa de tantos ingredientes, se antojaba difícil de digerir, así que sor Andrea de la Asunción, recurriendo nuevamente a su sabiduría culinaria, le agregó dos digestivos naturales: anís y carbón de tortilla quemada. Eso fue todo.

La perfección era posible y la prueba estaba delante de aquellas mujeres. El plato resultó simplemente magistral.

Un afortunado accidente había ayudado a crear el mole.

Meses más tarde, comenzaron las labores de remodelación y ampliación de la bellísima catedral de Puebla, cuya majestad recordará por siempre aquella tarde cuando, tanto el Obispo como el Virrey, habitaron generosamente el Paraíso.

*13 de noviembre de 2011

jueves, 24 de noviembre de 2011

TARJETAS NAVIDEÑAS Y/O DE FIN DE AÑO, Concurso:


CONCURSO

TARJETAS NAVIDEÑAS Y/O DE FIN DE AÑO

DISEÑO Y LEYENDA

Una de las más hermosas tradiciones del pueblo mexicano es el envió de tarjetas navideñas o de fin de año a nuestros amigos y seres queridos. Recuperando nuestra cultura, Comunidad NORMAL SUPERIOR MÉXICO convoca al concurso de DISEÑO Y LEYENDA DE TARJETA NAVIDEÑA Y/O DE FIN DE AÑO.

Se considerara el DISEÑO con motivos navideños o de fin de año de la tarjeta y la LEYENDA (texto) que acompañe a la misma. La fecha límite para recibir materiales de todos los amigos normalosos para el concurso serán las 12 de la noche del 12 de diciembre de 2011 al correo electrónico de Comunidad NSM: comunidadnormalsuperiormexico@gmail.com

A los ganadores se les entregara lote de libros que han sido donados por Maestros de la ENSM para tal efecto. El jurado estará integrado por Maestros de la ENMS.

Los RESULTADOS serán publicados en nuestra página web y en nuestro facebook el miércoles 14 de diciembre y la entrega el jueves 15 de diciembre de 2011.

SALUDOS NORMALOSOS

NUESTRAS IZQUIERDAS ¿SON DE IZQUIERDA?

OCTAVIO RODRÍGUEZ ARAUJO *[1]

Izquierdas. ¿Qué son las izquierdas? Durante más de un siglo las izquierdas eran las que proponían el socialismo como alternativa, mejor y superior, al capitalismo. No había duda, entonces, de qué eran las izquierdas. Incluso los anarquistas se planteaban el socialismo, de preferencia sin el Estado, como su opción.

Las derechas, por contraparte, eran y siguen siendo las que aceptan el statu quo, la conservación de lo existente y, por lo mismo, el capitalismo como sistema que defienden. Las derechas, entonces y ahora, son antisocialistas, y las más recientes (las afines al neoliberalismo) están por la mínima intervención del Estado en la economía y en las relaciones sociales.

Pero eso era antes por lo que se refiere a las izquierdas. La primera dificultad a la que se enfrentaron las izquierdas socialistas fue la posibilidad de socializar la propiedad privada de los medios de producción (y no, como suele decirse irresponsablemente, la propiedad privada en general, incluido el televisor o el automóvil de una familia). La socialización de los medios de producción no se dio en la Unión Soviética ni en sus satélites, tampoco en Cuba y menos en Nicaragua. Lo que se dio, aunque no me gusta el concepto, fue una suerte de capitalismo de Estado o, si se prefiere, el manejo exclusivo de la economía, incluida la propiedad de los medios de producción (MP), por el Estado y sus burocracias. La diferencia con el capitalismo común, para que se me entienda bien, es que en el primero los propietarios de los MP pueden vender éstos en tanto que los administradores de la propiedad estatal no pueden vender las empresas que dirigen y sacar provecho directo y legal de su comercialización.

Fuera para socializar los MP o para estatizarlos, había un problema que durante décadas no fue visto como tal: que sus dueños (los empresarios) quisieran desprenderse de ellos y cederlos a la sociedad o al Estado. La respuesta lógica de las izquierdas socialistas era relativamente sencilla, por lo menos en teoría: había que arrebatárselos. ¿Cómo? Mediante una revolución social. Por las buenas la iniciativa privada no iba a perder sus recursos ni sus propiedades. Obvio. El problema fue otro: ¿quiénes y con qué recursos humanos y armamentísticos iban a hacer una revolución? La revolución cubana dio esperanzas a esas izquierdas socialistas: si a 160 kilómetros de Estados Unidos podía triunfar una revolución social, también en otros lugares. Pero no fue así. Allende pensó que por la vía electoral se podía lograr lo mismo que por medios revolucionarios (armados), pero no se lo permitieron. Chile no era ni es Cuba y los intereses de Estados Unidos en el primero no eran comparables a los existentes en la segunda en tiempos de Batista. La vía electoral tampoco funcionó para instalar la alternativa socialista al capitalismo. Mitterrand, del Partido Socialista Francés, ganó la elección presidencial de 1981 hablando de socialismo y en alianza con los comunistas. Declaró que él no era Allende ni Francia era Chile. Sin embargo, le fue bajando el tono a su discurso y a sus acciones y en la relección de 1988 no mencionó una sola vez la palabra socialismo.

La socialdemocracia, sobre todo después de 1959 (Bad Godesberg), abandonó el marxismo como matriz ideológica y dejó de ser anticapitalista (aunque en realidad no lo era). Los comunistas, desde mediados de los años 70 renunciaron a ciertos aspectos del marxismo y del leninismo, y la revolución dejó de ser una de sus propuestas para acceder a una sociedad socialista. El eurocomunismo fue la socialdemocratización de los comunistas, pero ni así les fue bien en elecciones. Son muy pocos los partidos comunistas existentes hoy en día. En una palabra, se descartó la revolución como medio para convertir el capitalismo en socialismo. Por si no fuera suficiente, los países del este y la misma Unión Soviética devinieron capitalistas.

El socialismo, pues, pasó de moda en general y las izquierdas dejaron de ser, también en general, socialistas. Las izquierdas de ahora no son socialistas, ni siquiera los anarquistas.

¿Qué son, entonces, las izquierdas? Para mí es una pregunta de difícil respuesta en poco espacio. Pero puedo decir que no son socialistas y que, a lo más que aspiran, como la socialdemocracia en los países escandinavos, es a disminuir las desigualdades sociales, a un cierto tipo de Estado de bienestar (un Estado que regule la economía en favor de los más sin afectar sustancialmente a los menos), una cierta tendencia al igualitarismo por la vía de subsidios, de salarios directos e indirectos, de impuestos y con planeación. Aun así, las derechas y las ultraderechas han aumentado su popularidad incluso en los países escandinavos, para no hablar del resto de Europa, donde los supuestos socialistas (sólo de nombre) no han logrado dar empleos ni distribuir riqueza alguna. España es un ejemplo dramático de ineficacia de su viejo Partido Socialista Obrero Español, Grecia otro tanto con el Movimiento Socialista Panhelénico. Ambos, con su fracaso, le dejaron el poder a la derecha así conocida, es decir sin eufemismos.

En México, las izquierdas electorales no son, obviamente, socialistas ni pretenden serlo. Pero son las izquierdas que tenemos y sólo por comparación con las derechas representadas por el PAN, el PRI, el PVEM y el Panal. Son de izquierda porque se proponen disminuir las desigualdades sociales, atender la pobreza, promover el empleo, universalizar la salud y la educación públicas, regular la economía mediante el intervencionismo estatal que rechazan todas las corrientes neoliberales (por esto se llaman neo-liberales). No son anticapitalistas pero sí se pronuncian por promover lo que suele llamarse justicia social. Son lo que son por la sencilla razón de que no pueden ni quieren proponer el socialismo ni por vía electoral ni mucho menos mediante una revolución armada. El horno, en mi apreciación, no está ahora para estos bollos. No sé más adelante.

http://rodriguezaraujo.unam.mx



* El Dr. Octavio Rodríguez Araujo es uno de los politólogos más reconocidos en América Latina y Maestro en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y amablemente nos ha autorizado a reproducir sus materiales

martes, 22 de noviembre de 2011

SUCIA MANIOBRA CON TARJETA BANCARIA Y MICROFONO NEGADO

SUCIA MANIOBRA

Benjamín Cortés Valadez
Domingo, 20 de Noviembre de 2011 a las 08:38 AM

Por los informes recibidos de que en muchas secundarias se procedió igual, fue una sucia maniobra la instrumentada para que los maestros y trabajadores que por decisión personal mantenían su derecho de cobrar con cheque por no aceptar que el pago de su sueldo se entregara a la banca, con el garlito del cierre de Nazas, fueron obligados a recibir su tarjeta bancaria con el argumento: "O recibes tarjeta o no cobras" y entonces se perciben los recursos que emplea la SEP para aplicar a fuerza sus medidas, ¿ y nuestra capacidad de respuesta dónde quedó si en la ENSM ni siquiera el micrófono se nos concedió para expresar nuestra protesta? Sobre ello habla mi décima de hoy:SI NO ELEVAMOS PROTESTA, LA SEP MÁS Y MÁS FUNESTA. Saludos.

SI NO ELEVAMOS PROTESTA,

LA SEP MÁS Y MÁS FUNESTA

Si no tomamos el chance

de protestar por medidas,

la SEP, fuerzas coludidas,

contra derechos, su avance;

y entonces, en ese trance,

si pretendida unidad

es comprada, de verdad,

pronto, por todos los lados,

se mirarán agachados

integrar comunidad.

domingo, 20 de noviembre de 2011

LA REVOLUCION MEXICANA DE 1910


Luz Elena Ruiz López

La Revolución Mexicana fue un levantamiento armado en contra del presidente Porfirio Díaz.El Día 20 de Noviembre de 1910 se llevó acabo el levantamiento en contra del gobierno de Porfirio Díaz, motivados por el deseo de igualdad y de justicia el pueblo se levantó en armas e hizo escucharse. Quien lidero esta guerra civil fue Ignacio I. Madero al contribuir con su famoso Plan de San Luis (el cual detallaba que día se tenían que levantar en contra de Porfirio Díaz). Los motivos fueron muchos tan solo resumiré y diré los más importantes:

*Régimen autoritario y sin expectativas de progreso (estancamiento económico)

*Mala administración de la justicia, la riqueza a esto me refiero a que solo unos cuantos y seleccionados podían tener riquezas y aspirar a más, mientras que el resto (pueblo) vivía en una pobreza extrema, las condiciones de trabajo eran infrahumanas, los hacían trabajar más por un mísero salario aparte de que tenían que soportar insultos e inclusive maltrato de los capataces, al igual que extensas jornadas laborales por un mísero sueldo e injusto.

*Pero lo que más rabieta daba era que el Gral. Porfirio Díaz era incapaz de comprender las necesidades de justicia social.

Algunos nombres como Emiliano Zapata, Ambrosio y Rómulo Figueroa, y Manuel Asúnsulo se levantaron en Morelos. Salvador Escalante y Ramón Romero en Michoacán y Jalisco, Gabriel Hernández en Hidalgo, Pascual Orozco y Francisco Villa en Chihuahua, tan solo por citar a algunos personajes que se levantaron en armas, lo que prácticamente ellos querían era la renuncia o destitución de los líderes del país (Porfirio Díaz y Ramón Corral). El Día 25 de mayo de 1911 se declaró el fin del porfiriato tras haber tomado Ciudad Juárez y haber exigido la renuncia de los líderes del país en ese entonces. Cabe mencionar que el 21 de mayo de 1911 se firmó el tratado de Ciudad Juárez en donde se aceptaba la renuncia de los líderes antes mencionados.

Gracias a este movimiento armado se podría decir que de 1910 a 1917 se pudo promulgar la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, siendo ésta la primera a nivel mundial en reconocer las garantías sociales y los derechos laborales colectivos. Fue conocida también como la primera Revolución burguesa del siglo XX.


YA MURIÓ LA REVOLUCIÓN…YA LA LLEVAN A ENTERRAR


JOSÉ MANUEL HERNÁNDEZ VALERIO

El pueblo de México llega al año 2010 en medio de la más grave crisis política, económica, social, cultural y popular que ha sido pisoteada por el mal gobierno. Ante la crisis, el actual gobierno hace todo para apoyar a las corporaciones norteamericanas, mientras trata que los trabajadores “paguen los platos rotos”. Es necesaria la organización de los trabajadores para hacer valer sus derechos y lograr que la crisis la paguen los que la provocaron y que los recursos para combatir la crisis se destinen a programas públicos que favorezcan a la población y no a las grandes compañías.

Pablo Moctezuma Barragán,
"¡¿Celebrando el Bicentenario?!"

El proceso de la Revolución Mexicana no es un proceso homogéneo que pueda analizarse desde una sola perspectiva o a la que se pueda adjudicar un significado unívoco. Jorge Ibargüengoitia, en una de las mejores novelas históricas jamás escritas, Los relámpagos de agosto, describe en el título de su obra lo que de manera inmediata se aprecia con respecto de este proceso: una serie de movimientos desarticulados, de fugacidad impactante y de expectativas inmensas, pero que pocas veces pudieron cristalizar sus anhelos de manera total.
Podemos decir que la Revolución muda de ropajes mientras se desarrolla y se consolida: comienza como una revuelta de la burguesía que busca abrir caminos democráticos en una sociedad que, a principios del siglo XX, seguía viviendo en el siglo anterior; posteriormente, los grupos marginados socialmente, campesinos y obreros, transforman la apariencia de la revolución en lo que se festeja como un movimiento popular, la paradoja es que los representantes más importantes de esa revolución popular fueron asesinados en la vorágine de la lucha de facciones; finalmente, la clase media y parte de la burguesía logran establecer un sistema que permite combinar las diversas manifestaciones y demandas e intenta construir un país sobre bases que muchas veces incluso cuestionaban la correspondencia entre las normas y la realidad.
La complejidad de comprender un movimiento como la Revolución Mexicana se enfrenta, inevitablemente, con la versión que la historia oficial dibuja. Los héroes más celebrados son, sin duda, Madero, Zapata y Villa: los tres fueron asesinados y ninguno logró consolidar los anhelos de aquellos a los que representaban.
Sin embargo, no podemos negar que la Revolución sea el acontecimiento histórico más importante del país durante el siglo XX, y que la reorganización del país que trajo como consecuencia mecanismos que enfilaron a México por derroteros distintos a los del resto de los países de América Latina. La regulación de los mandos del ejército y la supeditación de éste al poder civil impidió la emergencia de dictaduras militares represivas en extremo, por ejemplo. Más allá de su importancia simbólica, la Revolución tiene una importancia fundamental en el sentido de que sentó las bases para el surgimiento de la clase política actual y el desarrollo de diversas instituciones dirigidas a legitimar la memoria del proceso.